La Fábrica publica Eduardo Arroyo y el paraíso de las moscas, un recorrido por la vida y obra del gran artista madrileño, que incluye además una amplia colección de dibujos del autor
Fabianne Di Rocco, quien ha colaborado intensamente con Arroyo a lo largo de su vida, revisa en este volumen las otras facetas del artista, como la de escritor, editor o escenógrafo
El libro es una invitación a conocer la trayectoria y las experiencias de Eduardo Arroyo desde la mirada de una autora que conoce a fondo su obra y su trayectoria vital
112 páginas | Españo | 14,5 x 22 cm PVP 18 € | ISBN 978-84-17048-42-6
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La Fábrica publica Eduardo Arroyo y el paraíso de las moscas, un recorrido por la vida y la obra del artista español Eduardo Arroyo (Madrid, 1937), de la mano de Fabienne Di Rocco, una autora que conoce a fondo al gran artista español, con el que ha colaborado en diversas ocasiones.
En el libro, quedan patentes las otras facetas artísticas de Arroyo, además de la de pintor. Así, a lo largo de su carrera, Eduardo Arroyo ha utilizado la escritura para explicar lo que reflejaban sus obras. Siempre ha renegado de la etiqueta de escritor, reivindicando su labor de pintor, y sin embargo sus textos reflejan «un estilo depurado y sobrio, con un poso de brillantez y erudición apabullante», como explica Fabienne Di Rocco en la nota final del libro. La autora también apunta: “Arroyo se ha convertido en lo que quería ser, un pintor-escritor que participa de tres culturas”.
Eduardo Arroyo y el paraíso de las moscas es una pequeña biografía del autor a través de más de 50 imágenes del madrileño y un documentado texto dividido en 25 capítulos y firmado por Fabienne Di Rocco, quien ha colaborado intensamente con él a lo largo de los años en incontables proyectos de orden literario y artístico, incluidos varios ensayos y la traducción al francés de sus libros.
Nacido durante la dictadura, Arroyo escogió el camino del exilio en París y luego en Italia, antes de regresar a España con la restauración de la democracia. Es un autor clave en la figuración narrativa de la década de 1960 –época en la que su obra es eminentemente subversiva y ofensiva–, en la nueva figuración española y el pop art, y hoy es considerado uno de los artistas más importantes de nuestro país.
La técnica del trabajo de Arroyo se basa sobre todo en la alquimia del collage, en una búsqueda constante del eclecticismo que le llevará a trabajar con diferentes materiales y técnicas. Su lenguaje pictórico se construye “a partir de una pintura literaria y autobiográfica, a menudo articulada en series en las que rivalizan la ironía, lo tragicómico y el pastiche”, como afirma la autora del texto.
El humor es un elemento omnipresente en sus pinturas y en sus textos, donde su libertad de invención nunca deja de cobrar impulso. Pintor principal de la España contemporánea, también es escenógrafo y escultor, y mantiene relaciones privilegiadas con el teatro, la edición y la literatura. Sus obras están presentes en los museos de arte moderno más prestigiosos, tanto en su España natal como en el extranjero.
En palabras de Fabienne Di Rocco, Arroyo es “un hombre fiel a sus compromisos, francotirador impenitente, que conquista día a día nuevos territorios, franqueando todas las fronteras en una entrega sin límites a lo que constituye la labor de una vida entera”. Estamos, pues, ante “un artista total, arrollador y único, en cuya obra España, ese paraíso de las moscas tan amado como odiado, cobra una importancia capital, convertido en una obsesión tanto personal como pictórica”.
Sobre Eduardo Arroyo
Eduardo Arroyo nació en Madrid el 26 de febrero de 1937. Se adelantó a la llamada a filas para liberarse cuanto antes del servicio militar obligatorio y poder abandonar la irrespirable atmósfera de la España franquista. En 1958 se exilió a París con la idea de dedicarse al periodismo, pero muy pronto se interesó por el poder de la imagen y la inmediatez de su mensaje, y ya en 1960 participó en el Salón de la Joven Pintura. Al rechazar tanto los dogmas artísticos como la arbitrariedad política, se convirtió en uno de los protagonistas de la llamada Figuración Narrativa, como bautizó el crítico Gérald Gassiot-Talabot a este movimiento. Ya desde aquella época, en su producción se alternan periodos violentamente provocadores y corrosivos con otros más humorísticos y amables. Ejemplo notable de provocación fue su primera exposición en Madrid en 1963, censurada y finalmente clausurada por las autoridades porque uno de los toreros retratados presentaba una sospechosa semejanza con el general Franco.
A pesar de abandonar su idea de ser escritor, nunca ha renunciado a la escritura. Es autor de varios libros, entre ellos la autobiografía Minuta de un testamento, a la que sigue Bambalinas, la biografía ‘Panamá’ Al Brown, el libro de reflexiones Sardinas en aceite, una personal guía del Museo del Prado titulada Al pie del cañón, y El Trío Calaveras, dedicado a las figuras de Goya, Walter Benjamin y Lord Byron.