En 1986, Sebastião Salgado vio editado su primer libro de fotografías. La editorial francesa Contrejour y la española ELR publicaron Otras Américas, un volumen en el que el fotógrafo brasileño plasmó su visión de la vida de los agricultores y la resistencia cultural de los indígenas y sus descendientes en América Latina. La obra tuvo un éxito inusitado que provocó su temprana traducción a cuatro idiomas, numerosos premios y la consideración como una de las obras fotográficas cumbre de las últimas décadas del siglo XX.
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Ahora, La Fábrica reedita este mítico volumen en el que Salgado reunió 49 fotografías fruto de los numerosos viajes que realizó entre 1977 y 1984 a diferentes regiones de México y Brasil. La reedición del libro conserva los textos originales, firmados por el propio fotógrafo y por el autor español Gonzalo Torrente Ballester, quien escribe una lúcida reflexión sobre el arte de la fotografía, así como dos textos inéditos del editor Claude Nori y el escritor y periodista Alan Riding.
Tras sus inicios en el mundo de la economía, Salgado se adentró en la fotografía de la mano de la agencia fotográfica Sygma como fotógrafo independiente, a la que le siguió su trabajo en la agencia de prensa Gamma. Fue a partir de ahí cuando comenzó su andadura por los pueblos mexicanos y brasileños en busca de la perdurabilidad de las culturas campesinas e indígenas. En dichos viajes se adentraba en las costumbres, así como en las tradiciones de sus gentes para capturar la dimensión cultural y espiritual de esos parajes. Se convertía en uno más de los habitantes de dichos lugares, llegando a una convivencia cercana que le permitiera captar el alma de los mismos y la naturalidad de su día a día. Como resultado logra sobrepasar «lo meramente folclórico para incidir en lo profundamente significativo, (creando) formas de alma distintas, que elaboran distintas realidades y distintos símbolos, aunque la materia sea la misma», en palabras de Gonzalo Torrente Ballester. La totalidad de las imágenes se presentan en blanco y negro, lo que le permite centrar la mirada en detalles estéticos que con el uso del color se perderían. Como dice Ballester, una vez vistas las imágenes del volumen «conviene repasarla una a una, en ciertos casos con la ayuda de una lupa. Solo entonces se podrá ver lo que no es anécdota, sino mero arte».
El volumen se muestra siguiendo la línea que en su día marcó su esposa, Lélia Wanick Salgado, quien diseñó la presentación de las imágenes a doble página, lo que contribuyó al éxito del mismo, acompañadas de la ciudad donde fueron tomadas y el año como único texto de pie de imagen, lo que subraya la irrelevancia de los límites nacionales, así como la del propio tiempo, aspectos repetidos en su obra.