Rinko Kawauchi publica un nuevo libro, Halo, junto con la editorial Aperture, en el que profundiza en los temas tratados en su anteriore trabajo Amestuchi.
Rinko Kawauchi (1972, Shiga, Japón), empezó a protagonizar exposiciones en 1998, pero no fue hasta la publicación de tres relatos fotográfiso simultáneos cuando empezó a ser conocida. Desde sus comienzos retrata imágenes íntimas, poéticas, luminosas, con tonos suaves y una cotidianeidad majestuosa. Sin embargo, en sus últimos trabajos abandona esta mirada para profundizar en los detalles de la vida cotidiana. El primero de los trabajos que rompió con esta línea fue Amestuchi (2013), una serie y libro en la que se recogen imágenes del paisaje volcánico del Monte Aso de Japón. Como recogen en The Guardian «El libro marcó una salida estilística, un alejamiento del punto de vista íntimo a un punto de vista más distante, aunque manteniendo de algún modo su particular sensibilidad poética».
En Halo (2017), Kawauchi retoma esta investigación profundizando en tres espacios: la región costera del sur de Izumo, en la prefectura de Shimane y en las celebraciones de Año Nuevo de la provincia de Hebei (China). Todo ello unido al vuelo de las aves migratorias a lo largo de la costa sureste de Inglaterra. A través de ellos se presentan ciclos de tiempo, patrones de la naturaleza y rituales humanos, unidos de una manera espiritual y física.
Kawauchi, busca en Halo, como en todos sus trabajos, lograr una atmósfera sin fisuras entre sus imágenes y textos. En este caso es la estética, así como la constante relación entre los terrenal y lo celeste, lo físico y lo espiritual, lo que dan a Halo un aire unificado.
Rinko Kawauchi es una fotógrafa reconocida hoy en día gracias a la publicación simultánea de tres libros de fotografías: Utatane (japonés para catnap), Hanabi (fuegos artificiales) y Hanako (después de la niña que es el tema). Sus trabajos seguían una línea muy marcada pero como recoge The Guardian, la respuesta al cambio de enfoque está en el «terremoto de Tohoku y tsunami de 2011, que causó la muerte y la destrucción en una escala sin precedentes para un desastre natural moderno. Además de desencadenar la fusión nuclear de Fukushima, el terremoto movió realmente Honshu, la isla principal de Japón, más de 2 metros al estre y desplazó la tierra de su eje». La relación entre el destino de las personas y la naturaleza con las fuerzas del universo fueron evidentes para Kawauchi. De esta forma su trabajo no se presenta como un reflejo de los desastres naturales y sus consecuencias, sino de profundizar en las grandes fuerzas de la naturaleza en todos sus aspectos.
«Rinko Kawauchi es una presencia singular en la fotografía contemporánea, tanto por su búsqueda sostenida del sublime cotidiano como por el reciente giro que su trabajo ha llevado hacia una evocación mucho más buscadora, casi visionaria, de la Tierra, los cielos y todos los puntos».