Josep Pons

Director de Orquesta

Josep Pons es más que un director de música. Es un creador de orquestas que ha buscado un sonido propio para cada una de ellas. En 1999 recibió el Premio Nacional de Música en 1999. En todos sus proyectos hay una obsesión por la calidad. Ha grabado más de 50 discos. El compromiso con la modernidad, la proyección internacional y la búsqueda de nuevos públicos son los rasgos que le definen.

En la vida del director de orquesta Josep Pons (Puigreig, Barcelona, 1957) resultó determinante su respuesta afirmativa, «espontánea e inconsciente», a la pregunta de si quería estudiar en la Escolanía de Montserrat. Fueron los primeros pasos de una carrera musical que ha ido desarrollándose con solidez y con la calidad como máxima aspiración.

Director Musical del Gran Teatre del Liceu de Barcelona desde 2012, lo fue por primera vez con la Orquesta de Cámara del Teatre Lliure y, posteriormente, en la Orquesta Ciudad de Granada, con la que conserva su relación como director honorífico, la Orquesta Nacional de España, de la que es director honorario, y con la Joven Orquesta Nacional de Cataluña. Este concentradísimo currículo va apareciendo a lo largo de la conversación de Josep Pons para la segunda temporada de Archivo de creadores.

Siempre tengo la sensación de que la obra me mira y se ríe, porque no puedo ser épico y lírico a la vez. Tengo que optar.

Pons habla con la capacidad didáctica de un buen profesor de Haydn, Mozart y Wagner, pero también del flamenco —«la gran cultura musical española está en el flamenco, su profundidad musical no tiene parangón en Europa»—, de su vocación —«me sentía feliz cuando compartía mi mundo con otros músicos y decidí hacer dirección de orquesta»—, del arte, de la interpretación, del trabajo del director musical, que «se encarga de tener bien engrasada la orquesta y el coro para cuando lleguen otros. La responsabilidad de su calidad recae en él».

Su primer trabajo como director musical fue en 1984 en el Teatre Lliure con La flauta mágica. Otros trabajos en los que se detiene Pons en este documental son Música en tiempos de la República (1985), Música de la Sociedad Privada de Conciertos de Viena (1986) o el El Amor Brujo (1989) con la cantaora Ginesa Ortega, todos ellos en el Lliure.

En la nueva página de la música en España, Pons destaca la creación de grandes auditorios en el periodo ministerial de Javier Solana y el apoyo de las jóvenes orquestas, que «son las que cambian la mentalidad; son el punto de inflexión de la música española».