Javier Mariscal

Diseñador y artista

Javier Mariscal es diseñador y artista. También es el padre de Cobi, la mascota más famosa de los Juegos Olímpicos. Premio Nacional de Diseño (1999), el humor, la inocencia y la poesía están en su particular mirada del mundo. Su trabajo no conoce fronteras entre el arte y el diseño.

En un honesto repaso vital que abarca desde su infancia hasta la conciencia de la mortalidad, el diseñador y artista Javier Mariscal (Valencia, 1950) habla de éxitos y errores, hallazgos y pasiones. Su infancia en una familia «pija» numerosa —es el cuarto de once hermanos— y creativa, su dislexia, su descubrimiento del cómic, Cataluña, la amistad, las drogas, la libertad, la importancia del equipo, el reconocimiento… sobre todo ello reflexiona Mariscal con agradecimiento en esta conversación.

Yo me dedico a hacer comunicación visual. Duermo muy bien y muy tranquilo porque yo no vendo armas. Gracias a mi trabajo la gente se entiende mejor.

«Toda mi vida me han pagado por divertirme. Soy un gran enchufado y lo único que tengo que hacer es tratar de devolver a la sociedad lo mejor», dice en un momento de la entrevista el creador de trabajos icónicos del diseño español, como BAR CEL ONA o la mascota olímpica Cobi. Su descubrimiento del cómic y de la pintura de Picasso o Matisse (en los cromos de unas chocolatinas) le abrieron a un talento que desde entonces no ha dejado de practicar como un ejercicio inevitable. Como una pasión.

Mariscal se trasladó a Barcelona a principios de la década de los 70, donde decidió quedarse a vivir, lo que le situó en el epicentro de un movimiento contracultural con el que quedó fascinado, junto con Nazario y Ocaña, entre otros. En su historia creativa han sido claves también otros nombres como el director Fernando Trueba, con quien creó Chico y Rita (2010) y They Shot The Piano Player (2022) o el pintor Barceló. De ellos también habla con admiración en esta entrevista.

Su trayectoria profesional pasó por un momento clave con la creación y desaparición de su estudio, una crisis personal y profesional que dice no haber gestionado bien, pero de la que le queda el reconocimiento del equipo y las relacionales personales. «Me gustaría vivir hasta el último minuto dibujando y siendo autónomo» dice Mariscal próximo al final de esta conversación.