Carmen Linares

Cantaora

Carmen Linares es una de las mejores cantaoras de la historia. Ha trabajado con los mejores músicos y actuado en los grandes escenarios del mundo. Voz flamenca y contemporánea, ha conseguido que la mujer ocupe un papel de primer orden en el flamenco. Junto con la bailaora María Pagés, ha sido reconocida en 2022 con el Premio Princesa de Asturias de las Artes.

Carmen Pacheco Rodríguez (Linares, Jaén, 1951) tomó de su ciudad de nacimiento su nombre artístico. Con una carrera para la que reivindica el aprendizaje lento, «pasito a paso», Carmen Linares ha hecho historia con su cante en el flamenco, un arte al que se acercó, desde muy pequeña, de la mano de su padre y animada por él, escuchando su guitarra y la radio —«yo aprendí de Montoya, Marifé, Valderrama y Marchena»—.

En su entrevista, Carmen Linares va desvelando los misterios del duende o de la jondura —«depende del intérprete, si tiene jondura y si tiene verdad. Como decía Pepe de la Matrona: ‘El flamenco es la emoción de la tristeza y la emoción de la alegría’»—, sus inicios en la radio y sus inicios profesionales en Madrid, cuando ya había cumplido los 17 años. La ciudad que, dice Linares, fue la capital del flamenco; el trabajo estaba en los tablaos, como en Torre Bermejas o en el Café de Chinitas, en donde compartió escenario con Habichuela, Manzanita, el Indio Gitano, Tomás de Madrid, Carmen Mora y Enrique Morente. Y en Madrid estaba, también, Camarón, «con esa personalidad, esa media voz tan bonita. Todo lo que hacía sonaba a él».

Un artista tiene que escuchar diferentes metales y sonidos para crear su propia personalidad. Mairena, Caracol y Fosforito son maestros para mí.

Además de su admiración por Camarón, Fosforito o La Niña de Los Peines, Carmen Linares reconoce a Enrique Morente como un maestro: «Ha dejado un manantial para otras generaciones». Y a través de él llegó también a la obra de Miguel Hernández. La poesía ha sido un hilo comunicante en la obra de Linares: Raíces y alas (2008), con poemas de Juan Ramón Jiménez, y Verso a verso. Canta a Miguel Hernández (2017) son dos de ellas.

Otro de sus trabajos más trascendentales, Antología de la mujer en el cante (1996), se convirtió en un precursor reconocimiento del trabajo de las mujeres en el flamenco, de los cantes que habían creado y los que habían recreado. «Sabíamos que era un trabajo muy importante para valorar lo que había aportado la mujer al cante flamenco».

Carmen Linares sigue creciendo y no se queda en el pasado ni en su éxito personal: «Me interesa mucho ver a los jóvenes. La gente de hoy tiene que ir con su tiempo», dice la cantaora.