The Hour of Prayer
25-01-2012 / 31-03-2012
Eija-Liisa Ahtila
La obra The Hour of Prayer (La hora de la oración) es una vídeo instalación de cuatro canales con sonido que se proyecta de forma continua en cuatro pantallas adyacentes. Utilizando como nexo común la muerte de un perro, la obra articula su narración en torno a la forma de lidiar con el dolor. La historia comienza en Nueva York durante una tormenta de invierno en enero y finaliza en Benin (África Occidental), once meses después.
En palabras de Eija-Liisa Ahtila «La primera parte de la narración vuelve a contar un cuento clásico, en el que las palabras y los acontecimientos se explican mutuamente en progresión cronológica. A medida que el narrador habla, las palabras son cada vez más importantes y las imágenes y sonidos registran los cambios de estación en varios escenarios… La obra se aleja de los acontecimientos en la historia y de la atribución de significado, convirtiéndose en una presentación más general de una experiencia privada … La intención es explorar las posibilidades de alterar la tradicional lógica causal, la estructura y el espacio para la percepción en la narrativa de la pantalla … «-
La instalación The Hour of Prayer está compuesta por la grabación de situaciones reconstruidas. Un actor/narrador presenta la historia directamente a la cámara en una oscura extensión de arena que, a medida que la historia avanza se revela como un plató. La historia termina con el actor caminando a través de los diferentes escenarios cantando a los espectadores.
La serie Scenographer’s Mind fue concebida durante la primavera del 2002, un par de meses antes de terminar la vídeo instalación The House, una obra que reflexiona sobre la percepción y su desintegración. Con una mujer que padece psicosis como protagonista, el derrumbe de su casa funciona como metáfora de cómo se derrumba su mente. La serie fotográfica Scenographer’s Mind utiliza estos temas como punto de partida y se acerca a la percepción y al proceso de crear un mundo coherente desde otro ángulo, el de un escenógrafo.
En la serie Ahtila ha explorado el papel que tienen los paisajes, los edificios y los espacios así como su percepción en el proceso de creación de significado. La artista ha tomado como punto de partida el trabajo de un escenógrafo. A través de la búsqueda, la selección y la construcción, el escenógrafo crea de forma gradual lugares que hacen que el guión sea un todo coherente.
Más allá de estereotipos como la luz, la melancolía y la locura, arraigados en la mentalidad de los países nórdicos, Ahtila trata con sensibilidad en sus obras el tema de la identidad personal y su construcción y desintegración. Sus obras son relatos basados en hechos reales o en recuerdos de la propia artista o de personas de su entorno. Habitualmente los califica como dramas humanos en los que los personajes se enfrentan a problemas en sus relaciones, con la sexualidad y con dificultades de comunicación, que luchan contra un entorno emotivamente inestable.
Los protagonistas quedan atrapados en el tiempo, entre el pasado y el presente, mostrándonos sus preocupaciones y reacciones ante hechos como la separación sentimental de una pareja, la muerte de un familiar o la sensación de insatisfacción sexual. A partir de estos hechos, se desencadenan fuertes crisis emocionales en los personajes que Ahtila narra con un lenguaje fílmico a medio camino entre el realismo documental más puro y el cine fantástico.