Nuestra cabaña en el bosque, por Sergio del Molino
«Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente». Esa es la declaración de intenciones, mínima, sencilla, simplificada al máximo, que explica por qué Henry David Thoreau se fue a vivir a una cabaña a orillas del lago Walden en 1845, cuando tenía veintisiete años, ningún trabajo, un futuro profesional más que incierto y un puñado de decepciones y fracasos literarios que no le habían corroído aún su fortísima vocación de