Hombres que hablan al viento, por Marcos Pico Rentería
{0} Siempre he desconfiado del viento que arde de noche. No por su condición malsana, sino por su textura de traición. Su ceguera, tan serena como la mía, denunciará nuestra anomalía nocturna e inexistencia. Recordaré (palabra de un tísico mentiroso) la primera vez que me escapé de ese viento en la ciudad de cenizas. Lugar que cobija a un fénix centenario con un asfalto cuadricular. Ciudad etérea, por no decir