Añoranza excéntrica, por Cristina Fallarás
Todo es tan correcto desde hace muchísimo tiempo que no recuerdo el último payaso, el último genio, la última exquisita. Seamos vulgares, piensa y escribe y convierte en tendencia —oh, tendencia, que me quede como estoy— la novelista. Seamos pueblo, humilde guijarro, declama el dramaturgo sosteniendo su tacita de té blanco con su manita de blanca porcelana, no divina porcelana, sino blanca por lavada. Mira el niño hacia la muchedumbre