Eñe 50 «Soy lo que no soy»
«Vive rápido, muere joven y deja un hermoso cadáver» —la frase que James Dean nunca dijo, aunque se le atribuya— es una sentencia de un romanticismo fúnebre muy literario. En Eñe, sin embargo, hemos preferido perdurar, con el convencimiento de que las revistas literarias, al contrario que los seres humanos, van embelleciéndose a medida que cumplen años.
Llegamos al número 50, uno de esos aniversarios redondos que nos permiten echar la vista atrás y comprobar el extraordinario balance de estos años. En las casi seis mil páginas de la revista han puesto su caligrafía, de una u otra manera, casi todos los autores importantes de la última década. Se puede decir sin soberbia, pero con vanidad, que la historia de la literatura en castellano del siglo xxi está en Eñe.
Desde aquel primer número que se publicó en la primavera de 2005 hemos ido cambiando. Para que todo siga igual, como decía Lampedusa. Para que Eñe siga siendo una revista de referencia con la misma frescura y dinamismo que en sus orígenes. En este número 50 volvemos a cambiar con ese propósito.
En cada número, un escritor nos hablará de los libros de su vida: el libro que más le marcó, el libro que leyó con miradas distintas en dos momentos de su vida y el libro de entre los suyos que elige. En este debut, es Marta Sanz quien nos trae sus libros.
Jesús Marchamalo, detective empedernido de bibliotecas y secretos literarios, nos acompañará en cada cita con una sección titulada «Yo escribo», en la que retratará las manías, las obsesiones y las maneras de escribir de dos de los autores seniors de las letras hispánicas.
Y por último, en cada número le pediremos a un no-escritor que escriba sobre el tema central de la revista. Lo hemos llamado «El extranjero», y en estas páginas, dando ejemplo, acogemos a la cantautora Rosa León, la primera extranjera.
Llegaremos a 100. Llegaremos a 1.000.