Toca querernos. Toca quererse. Tras las distancias impuestas volvemos para celebrar que nos encontramos de nuevo, enamorados de la buena literatura y de los caminos de la cultura.
Porque este año el tema que atraviesa el Festival Eñe, como una flecha, es el amor. El amor en sus misterios y en sus más variadas formas, con sus éxitos y sus fracasos. Juntos podremos recorrer el fulgor del amor apasionado y los laberintos del deseo, desnudar el mito del amor romántico, acompañar los corazones rotos o probar la herida de la melancolía.
Pero el amor también se traviste en otros ropajes y nos encuentra en otros caminos. Por ejemplo, al amar a un hijo, con el corazón distendido al vernos a un tiempo vulnerables e invencibles. O enredados en el cuidado de los padres y la espesura de los lazos familiares. O podemos sentir que amar nos inunda con la calidez de la amistad, que nos redime en la solidaridad con el otro, y nos vincula a todos los seres y al mundo en que vivimos.
Habrá otras narrativas para compartir. La pasión por contar, la orgía de palabras de los poetas, los romances fronterizos con la música y otras artes, la crueldad y el amor entrelazados de las vidas al límite, el amor a la belleza y, siempre, el amor a la vida.
Cada época ha generado unas formas de amar. El amor tiene género y sexo, ha sido arma de resistencia y de abandono, un viaje a la felicidad, la nostalgia o la exaltación. Por todo ello pasaremos juntos, autores, artistas, lectores y lectoras, curiosos y enamorados, para celebrar el amor que nos hace verdadera y fieramente humanos, que es tejido de vida y materia de la que están hechos los sueños.
El amor cura las heridas de la noche oscura del alma. El amor es la solución.