Esta noche hay una fiesta, por Gloria Plaza Medina

Ahora mismo me gustaría desaparecer. Hoy cumplo cincuenta y ocho años y me acabo de enterar de que mi mujer me ha preparado una fiesta sorpresa. Horror. Estoy enfadado. Odio este tipo de cosas. Pero ella cree que con ello me alegrará el día. Es inaudito lo poco que nos conocemos o lo mucho que han cambiado las cosas desde mi enfermedad.

Además: ¿qué de bueno puede tener este día? Me siento viejo, cansado. Mi cara llena de arrugas, los ojos sin brillo, he empequeñecido, y aunque he perdido kilos me encuentro más pesado que nunca. Por las noches me cuesta dormir, y al levantarme las articulaciones no me responden. Me miro al espejo y no me reconozco. ¿Quién soy?

No, no creo que todo esto merezca una fiesta. Por si fuera poco sé que los que asistan lo harán por compromiso. Me he vuelto bastante borde y apenas tengo amigos. Siempre acabo diciendo lo que no tengo que decir y últimamente he estropeado más de una velada. Intuyo que la fiesta será un fracaso.

Es una idea estúpida la que ha tenido mi mujer. Una fiesta sorpresa, ja, que de sorpresa no va a tener nada y de fiesta…ya veremos. Siento que todo esto es un paripé porque hace dos meses , antes de que a mi me detectaran la enfermedad, nuestro matrimonio hacía aguas; no nos aguantábamos el uno al otro, y yo estaba en un tris de decirle que nos separáramos.

Ahora me arrepiento de no haberlo hecho.

–          Quiero separarme, Eva- hubieran sido mis palabras.

Ella se hubiera llevado una mano a la boca y con los ojos muy abiertos me hubiera preguntado si había otra, una de sus tantas obsesiones.

–          No, no hay otra. Solo tú. Eso es lo triste- hubiera respondido yo con tono cansado.

Habría llorado un poco y yo me hubiera ido con la maleta en la mano. De este modo todo este asunto de la fiesta se habría podido evitar.

Pero la enfermedad trastocó mis planes. De repente parecía no ser el momento. Quizás me estaba muriendo y no era lógico querer separarme de mi mujer cuando la vida ya se iba a encargar de ello irremediablemente.

Pero ya no aguanto más. Se lo diré hoy. Quizás no sea una fiesta. Pero os puedo asegurar que será toda una sorpresa.

 

Gloria Plaza todavía no sabe lo que quiere ser de mayor. Reparte su tiempo entre muy variadas cosas y a veces aún querría abarcar más. O todo lo contrario: no hacer nada. Entre este hacer y no hacer se encuentra una de sus pasiones constantes en su vida: la escritura. Es capaz de confesar que desde pequeña sueña con escribir porque en su casa,donde era la menor de cuatro hermano, todos leían mucho y pensó que quizás esa fuera la manera de que le hicieran caso. Sí es así ha cumplido en parte su objetivo ya que tiene publicada una novela «9 meses y 7 días» y ha recibido algún que otro premio literario por sus relatos. Esto no quiere decir que sus hermanos la hayan leído, solo que ella lo ha intentado y seguirá intentándolo.

 

(La fotografía, de abbyladybug, se publica bajo licencia Creative Commons.)