Los libros y el glande del perro, por Cristina Fallarás

La pasada fue una semana puta. Las semanas putas se diferencian de las semanas decentes en que una tiene la sensación de que no hay pasta que cubra toda la oscuridad, la náusea y el hastío que le han metido por algunas de las vías de entrada, o por todas. Me refiero a lo de que todos fueron Charlie y eso.

Tres de las penetraciones sufridas la semana pasada continúan dentro. En una, el empresario Mark Zuckerberg descubre que un libro es mejor que una página web y decide crear un club de lectura a lo bestia. En otra, el fundador de la librería La Central, Antonio Ramírez, se defiende de las acusaciones de algunos trabajadores sobre sus costumbres laborales. En la tercera, el escritor Michel Houellebecq abandona la promoción de su último libro, Soumission, y se marcha de París después de que un par de energúmenos mataran a doce personas en la redacción del semanario Charlie Hebdo, uno de ellos íntimo amigo suyo.

De nuevo el silencio. En este caso, el silencio y los libros.

El silencio: Los artefactos –el artefacto “A Year of Books”, el artefacto “La Central se defiende” y el artefacto “Houellebecq hace mutis”– permanecen dentro de mí por el silencio que los envuelve. El silencio inflama algunas penetraciones de forma que nos resulta imposible extraerlas del organismo, como dicen que se hincha el glande del perro dentro de la perra y ahí permanece. El mundo de los escritores se ha convertido en un cosmos silencioso donde nadie comenta aquello que tiene que ver con el sector, con sus iguales. Ni para bien, ni para mal. Así pues, aquellas informaciones, aquellos artefactos librescos lanzados a nuestro gaseoso entorno, dan vueltas sin que nada los erosione, los frene o los acelere. Y por eso permanecen. Suceden algunas excepciones, como la de Rafael Reig con Paula Corroto, pero son las menos. Por ejemplo: ¿no deberíamos haber leído ideas, opiniones, billetes, lo que sea, sobre el asunto Houellebecq escritos por sus colegas? No sigo.

Los libros: debo admitir que otra de las razones por las que guardo dentro los tres artefactos tiene que ver con su raíz. ¡Tres noticias sobre libros que no parten de la mera promoción o crítica, que es lo mismo! O sea, que también las guardo para que duren.