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Javier Pérez Andújar. Diccionario enciclopédico de la vieja escuela. Editorial Tusquets – Recomienda: Javier Divisa
Podemos mencionar la palabra nostalgia, pues Javier es un tipo que te quiere contar todo el rato las cosas que ha vivido, los cómics que leía, los quioscos, la gente del barrio que veía, y las movidas de su pueblo, habitualmente cribando entre el costumbrismo doméstico y el de ponernos estupendos en la intimidad, en esa dimensión de la literatura de chimenea confiada a la historia viva del país, sus protagonistas y la amplia temática de lo tradicional y folclórico, y el consecuente destello del ensayo y la crónica de Umbral: chispazo, no búsqueda acérrima. Hay elementos diferenciales. Ciertas épocas y ciertas vanguardias.
Diccionario enciclopédico de la vieja escuela tiene pretensiones humildes (muy agradecido), muchos espejos retrovisores y una factura extraordinaria quizá muy relacionada con la abnegación y el sacrificio del novelista (pobre), armada con la exploración del sentimentalismo de todo un país. Quicir es un libro muy Busquets (futbolista); resistencia y talento, no son habituales los repuntes de la marea, y juega solo, en función de una dirección, autopista a Las Vegas, y no de la búsqueda de estaciones de servicio de la inspiración, por tanto un libro currante, de oficio y que ha de ser leído buscando un destino.
La literatura viene a ser una notable reclamación de la memoria de todos los personajes muertos y los que pensábamos que también eran exánimes y resulta que están vivos. Es interesante que el hombre muerto y la escena muerta vuelvan a perdurar por unos días en nuestra cabeza. Llorar riendo mientras llega el final viene a ser la Literatura y toda esa genial crónica de la memoria.
La literatura de Javier Pérez Andújar en cierta manera viene a ser la última escala del acervo y la tradición, que nace con Lope de Vega, Quevedo, Góngora (y los puteos de Quevedo), Tirso de Molina, etcétera, el Siglo de Oro. También envuelve a Galdós y Umbral