Recomendaciones para el Día del Libro

Ant2 de 9Sig
Usa en el teclado las flechas ← →

 

Oates1

 

Joyce Carol Oates. Dame tu corazón. Gatopardo Ediciones – Recomienda: Juan Bautista Durán

Al hablar de Joyce Carol Oates (Nueva York, 1938) uno corre el riesgo de repetirse, de citar ideas y pasajes ya revisados, al igual que se repite el jurado del Premio Nobel en su manía contumaz de nominarla y dejarla sin premio. Que se suelten ya, que se dejen de remilgos, politiqueos y esnobismos de trovador y homenajeen a esta gran dama del gótico y de las letras anglosajonas. Pocos autores pueden presumir de una bibliografía tan extensa y completa como la suya, cerca de un título por semestre desde los setenta, más de cuarenta años ya a un ritmo trepidante, lo que hace imposible la traducción total y simultánea de su obra al español. Sus novelas más conocidas están traducidas, por supuesto —y no son pocas: Ellas, Puro fuego, La hija del sepulturero—, así como algunos de sus libros de relatos, siendo éste un género más difícil de comercializar y por tanto de exportar.

Los que componen Dame tu corazón (Gatopardo Ediciones) fueron publicados originalmente en 2011, diez relatos donde la autora norteamericana abunda en sus temas mayores desde una cotidianeidad bastante familiar. Ya sea por el actual dominio del mundo anglosajón, por el cine o por elección propia de la autora, los espacios y las situaciones aquí descritas son fácilmente reconocibles, a la manera casi de aquella famosa descripción de Raymond Carver: «la típica cocina americana». Algún personaje de Dame tu corazón podría encajar en esta imagen, punto de partida hacia una narración donde el laconismo de Carver no tiene lugar. Prima una prosa suelta, rica y eficaz, que sin embargo se vuelve invisible detrás de cada historia. El primer marido de tu mujer, la violencia que acecha desde el interior de la propia familia, la vuelta de Irak de un soldado tullido, el testimonio de una chica con problemas mentales pero más convincente que la madre, cuerda, o la carta de una mujer a su amante de veinte años atrás para que le dé su corazón. «Sospecho que no eres consciente de que tu sino es morir pronto, ¿no? —dice esta mujer—. De que te queda menos de un año. De que tendrás un accidente “trágico” e “insólito”. (…) Pero he aquí, precisamente, la verdadera naturaleza de un accidente, doctor K. Es una sorpresa.» El nombre del antiguo amante, doctor del Seminario Teológico, puede leerse como una ironía y un homenaje, así como la voz de la niña con problemas mentales, que guarda ecos con otro autor clave para Joyce Carol Oates, es decir, William Faulkner.

Se podría decir, con toda la exageración que esto conlleva, con la locura misma de las comparaciones, que en Joyce Carol Oates se da una mezcla en versión femenina entre Faulkner y Henry James. Se asoma a las ventanas del edificio de James con la furia de Faulkner, y a partir de ahí teje una y otra historia como «la exquisita araña negra y plateada con cabeza de diamante» que dice ser la mujer despechada del primer cuento, «la llamada “araña feliz”». Y lo cierto es que la descripción que ofrece este personaje se ajusta bastante a la de la autora: «La única subespecie de araneidos que posee la particularidad de tejer telarañas medio improvisadas, tanto de forma circular como de embudo (…); que disfruta del libre albedrío (…); con una mordedura muy venenosa, a veces letal para los seres humanos». Así son sus relatos, construcciones perfectas dentro de una subespecie letal que toma la forma que le da la gana. Casi siempre remueven la conciencia del lector, y cualquier ruido externo penetra en ellos como una impertinente sospecha, la de haber accedido a otro mundo, tan real y fulminante, que no se puede descuidar.

«Mis historias son imaginadas por completo como si fueran viñetas cinematográficas en mis paseos diarios —aseguró la autora en una entrevista reciente—. Hago el esfuerzo de ver estas narrativas, así que cuando me pongo a escribir soy capaz de convertir en lenguaje lo que he imaginado de antemano en mis meditaciones.» La violencia, el miedo, la irracionalidad o los sentimientos más bajos del ser humano son temas comunes en ella, con una fina mirada que le permite sutiles destellos. El hombre que descubre en unas viejas polaroid al que fuera el primer marido de su mujer, por ejemplo, tan distinto de como ella se lo había descrito —es decir, atractivo—, que no puede sino decirse, molesto, que tenía «labios de niño mimado». ¡Es fabuloso! Dame tu corazón es una oportunidad idónea para asomarse a la obra de una autora de nuestro tiempo, donde brilla tanto el arte narrativo de Joyce Carol Oates como las bellas ediciones de Gatopardo.