Vida bajo tierra, por Ana González
Salió en las noticias. En un pueblo de Madrid habían tirado un niño a la basura. Al principio la noticia daba miedo pero luego, cuando la oyes entera, lo que daba era envidia. El niño era muy pequeñito y lo habían tirado, dentro de una mochila con un biberón, en una papelera que tenía un agujero debajo. Como era pequeño, dentro del agujero se puso a llorar y unos policías lo oyeron y rompieron la tapa del agujero para sacarlo. Y luego lo llevaron con una familia nueva que lo iba a tratar bien.
A mí no me tiraron a la basura cuando nací porque cuando era pequeño sí me querían y ahora, ya grande, no me pueden tirar a la basura porque no quepo.
Luego después hablaron de un narcotraficante que se había escapado de la cárcel en México por otro agujero, pero este era un túnel que habían hecho sus amigos para sacarlo, y era grande, con luz y todo, tan grande que no había que agacharse, y la policía a este no le había encontrado, aunque lo buscaron mucho. En cambio al niño del agujero pequeño, aunque no lo buscaban lo habían encontrado enseguida. Eso es porque era un niño y lloraba, y eso hace ruido. El narcotraficante seguro iba muy callado y descalzo para no hacer ruido. Además, como sus amigos le habían puesto luz en el túnel, no daba miedo y no había que llorar.
A la policía no le puedes decir que te has escapado de casa porque te llevan otra vez y, si tu madre les dice que eres travieso, no te preguntan por qué te quieres ir ni nada y te dejan con ellos otra vez. Pero eso es porque no te han tirado a la basura del agujero de pequeño. Ahora de grande, si quieres que la policía te encuentre en un agujero y te lleve con una familia nueva que te trate bien, tienes que cavarlo tú y no hace falta que le pongas bombillas.
Yo esta noche voy a cavar en el patio, donde no se vea, para llevarme a la enana y que la policía nos encuentre a los dos, antes de que a ella, que sí que cabe en una mochila, le tiren a la basura y le encuentren una familia buena para ella sola y yo me tenga que quedar solo y con la mala.
Ana González combina la literatura con su vida profesional, que «nada tiene que ver con ella y con mi vida personal, que muchas veces sí». Escribe regularmente en el blog colectivo La Línea de Euler; el personal se llama Con tilde y garabatos.
El número 42 de Eñe. Revista para leer se llama Basados en hechos reales. A los escritores que colaboran en él les pedimos que buscasen inspiración en la verdad: con fechas, con lugares, con nombres y apellidos. Pero queremos que la revista impresa viva en la revista digital, así que ahora te proponemos a ti que Eñe continúe en tu escritura. Esperamos tus escritos —no importa el género, no importa si relato o poesía— basados en hechos reales. Más o menos ficción en ellos, más o menos rumorología, siempre con una base de hechos más que de palabras.
Cada semana publicaremos en nuestra web los mejores textos, y al finalizar el trimestre escogeremos a un ganador, que se llevará una suscripción anual a Eñe. Revista para leer. Puedes enviárnoslos mediante el formulario que hemos habilitado, y consultar las bases legales en esta página.
(La fotografía es obra de Andy/Andrew Fogg.)