Mis cinco mitos eróticos inalcanzables, por Blanca Riestra
Mis cinco mitos eróticos inalcanzables
1. Georges Bataille
Bataille, el pensador; no el erotómano que es más cansino. George Bataille, entre curil y depravado, nos mira desde las fotos con una reprobación ateológica que me parece el colmo de lo perturbador.
2. Arthur Rimbaud
«Nosotros sabremos dar la vida entera todos los días… Senté a la belleza en mis rodillas y la encontré amarga y la insulté».
¿Qué tienen los ojos llenos de rabia del adolescente para que sigan fascinándonos desde el daguerrotipo de Carjat? Desafiante, cabreado, profundamente rockero cuando el rock&roll aún no existía. El erotismo de la furia sagrada: mierda, mierda…
3. El Padre Pío de Pietralcina
Me gustan los santos. Me gustan las historias de martirios y de estigmas. Tengo un colgante con el Padre Pío que me compré en Roma, en la Via dei Giubbonari, cuando vivía en la Academia. Me gustan su barba y su aire de loco iluminado.
4. Ziggy Stardust
No David Bowie, sino Ziggy, con pattes d’eph de lentejuelas, plataformas delirantes, el rostro maquillado y la melena de león. Me encanta su androginia, su tono apocalíptico y románticamente ufólogico. Super sexy.
5. Edward Cullen
Supongo que este es el más inconfesable de todos pues lo comparto con la mayoría de las niñas de diez años.
En Cullen se juntan tres fantasmas muy comunes: el amor del instituto, el vampiro y el menda con quien es imposible concluir. Pattinson, fuera de su rol vampírico, pierde para mí todo encanto. Corramos un tupido velo.