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La Universidad de Rochester (Nueva York, Estados Unidos) ha lanzado una nueva convocatoria de la Copa del Mundo de Literatura. La primera edición se celebró el verano pasado, coincidiendo con el verdadero mundial, y acogió una final entre Nocturno de Chile, de Roberto Bolaño (Chile), y Los ingrávidos, de Valeria Luiselli (México). Ganó el autor de 2666.
Para este verano han aprovechado la coincidencia con el Mundial de Fútbol Femenino, que tendrá lugar en Canadá a partir de la próxima semana, para premiar a un nuevo título. Las reglas, claras: solo incluirán a escritoras mujeres vivas y, en la medida de lo posible, los libros que compitan se habrán publicado en los últimos diez años.
Por cierto, que la Universidad de Rochester —que también concede los premios anuales a los mejores libros traducidos en Estados Unidos— busca integrantes para el jurado que determinará las goleadas, y piden que al menos dos terceras partes de sus dieciocho miembros sean mujeres. Cada uno de ellos —o de ellas— leerá al menos dos libros.