Nota de prensa

JUGUETES Y EL ARTE DE JUGAR EN LA EXPOSICIÓN “MIRADAS INGENIUAS” EN EL REAL JARDÍN BOTÁNICO

DIRECTORA DE COMUNICACIÓN
Isabel Cisneros
666 525 210
isabel.cisneros@lafabrica.com

 

La Diputación Provincial de Huesca, en colaboración con el Real Jardín Botánico y La Fábrica organiza esta exposición que podrá visitarse hasta el 31 de enero en el Pabellón Villanueva del Real Jardín Botánico

Miradas ingenuas reúne fondos de la colección Santos Lloro con juguetes españoles y europeos de los siglos XIX y XX, en diálogo con piezas de Antonio Santos, cuyo proceso de creación artística se basa en el juego como actitud vital

En la primera parte de la exposición se hace un recorrido por la historia del juguete y la relación que los niños establecen con ellos: desde los primeros “juguetes soñados” que pueblan las cartas a los Reyes Magos; a aquellos juguetes que, a partir de la imitación de la vida adulta, demuestran el deseo de todo niño de ser mayor; o incluso algunos, diseñados para aleccionar a los más pequeños

La segunda parte cuenta con varias obras del artista Antonio Santos que explora el arte ingenuo: juguetes intervenidos, esculturas- juguete o muñecos de trapo, en los que el autor reivindica la naturalidad y originalidad perdida en un mundo cada vez más complejo y globalizado

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¿Influyen los juguetes en la conformación de la personalidad? ¿Han sido los juguetes elementos de adoctrinamiento? ¿El arte ingenuo es tan solo un juego de niños? Estas son algunas preguntas que plantea la exposición ‘Miradas Ingenuas’, en el Pabellón Villanueva del Real Jardín Botánico desde el 18 de diciembre de 2020 hasta el 31 de enero de 2021. Estas son algunas de las cuestiones que se plantean en la exposición Miradas ingenuas, que podrá visitarse en el Pabellón Villanueva hasta el 31 de enero de 2021.

La muestra toma como punto de partida juguetes populares de la Colección Santos Lloro y obras del artista Antonio Santos para ofrecer una mirada transversal al concepto de ingenuidad. Esta reflexión permite, por un lado, redefinir su presencia en nuestra vida cotidiana y, por el otro, descubrir su importancia en la historia reciente del arte. El espectador advierte pronto que nada carece de intencionalidad, aunque las apariencias pretendan transmitir lo contrario.

En esta exposición conviven dos relatos expositivos. El apartado La vida en el juego contiene 225 piezas de la Colección Santos Lloro, fundamentalmente juguetes españoles y europeos de los siglos XIX y XX de elaboración artesanal o incluso doméstica. El segundo espacio se titula El juego de la vida y muestra una selección de 75 obras del artista Antonio Santos, para quien la práctica del juego es una actitud que forma parte de la creación artística. Estos dos planteamientos se entrelazan para ofrecer una definición adecuada al arte ingenuo, que tras una estética simple esconde nuevos valores expresivos.

Esta colección llega por primera vez a Madrid gracias a la Diputación Provincial de Huesca, que organiza la exposición junto con el Real Jardín Botánico y La Fábrica. Esta muestra es una selección de un proyecto mas amplio que actualmente puede visitarse en el sede provincial de la Diputación de Huesca. La exposición Arte ingenuo  cuenta con mas de 700 piezas de la colección Santos Lloro, que se puede visitar hasta el 7 de febrero de 2021. De forma simultánea, colabora con el Ayuntamiento de Benasque para crear un centro expositivo que recoja parte de la Colección Santos Lloro y que está previsto que abra sus puertas durante el 2021.

La vida en el juego

El apartado de la exposición Miradas ingenuas dedicado a la Colección Santos Lloro se basa en una serie de juguetes o juegos populares caracterizados por una alta calidad, belleza y, en ocasiones, de una singular rareza. Su contenido se divide en capas de lectura que dan lugar a diversos usos de estos objetos.

El proceso de crecimiento y formación de los niños se representa a partir a partir de  caballitos, muñecas, reyes magos y trenes. Son elementos que acompañan al niño y que ayudan, en la mayoría de las ocasiones, a identificar las diferencias sociales entre las familias. Además, el ocio forma parte del juego de forma intrínseca. De ahí que haya elementos típicos de fiestas patronales y populares como tragabolas, guiñoles, marionetas o cabezudos.

El adoctrinamiento y la instrucción han estado presentes en los juguetes de diversas épocas. El objetivo era educar a los niños en cuestiones políticas, posiciones ideológicas e incluso sobre aspectos como el belicismo o las creencias religiosas. Desde tanques y soldados con las respectivas insignias características, hasta tableros de parchís con símbolos ideológicos o cuadernos de niños manuscritos que muestran la influencia de las familias en su pensamiento.

Por último, muchos juegos y juguetes implican un proceso de imitación o simulación social en aspectos más complejos y colectivos, como el hogar, escuelas, oficios y actividades comerciales… que también tenían su reflejo en objetos como remedo de la propia vida. En este punto hay piezas como carnicerías, mercadillos y oficios diversos que ponen de manifiesto que el niño se anticipa a su papel de adulto a través de la imaginación.

El juego de la vida

La segunda parte de la exposición reúne obras del artista contemporáneo Antonio Santos, uno de los máximos referentes del arte ingenuo. Juego y creación artística están estrechamente vinculados para él, ya que la primera es una actitud vital que forma parte de un proceso creativo en el que la ingenuidad toma todo el protagonismo. Concilia lo culto y lo popular en busca nuevos valores expresivos, basados en la naturalidad y la originalidad perdidas en un mundo cada vez más complejo y globalizado.

Las 75 obras de Antonio Santos que contiene El juego de la vida han sido seleccionadas para reflexionar sobre las distintas esferas del ser humano, desde la colectiva o pública hasta trascender a la intimidad.

La ciudad propia de Antonio Santos es el punto de partida que ubica al visitante en un lugar fantástico, caótico y de ensoñaciones, con barcos, automóviles, bicicletas o aviones que conviven en estructuras urbanas poéticas y sencillas. Las paradojas de la vida tienen su reflejo con personajes de todo tipo, como suicidas o elefantes perdidos en busca del zoo, inmersos en una representación de la marabunta de fenotipos humanos que habitan las metrópolis.

El siguiente paso es acceder a una casa. El relato expositivo avanza así hacia la conformación de la identidad, ya que el hogar es un elemento fundamental para representar la esfera de lo privado. Este paso se logra a través de obras de Antonio Santos como cocinas, casitas en llamas, un desnudo con pajarito y otras creaciones que simbolizan el lugar que siempre se asimila como espacio propio y exclusivo.

Si la casa o el hogar es el lugar que más se asocia con la propiedad, nuestro verdadero espacio somos nosotros mismos. De ahí el cierre del relato expositivo con una única obra de Antonio Santos que no dejará indiferente a los visitantes, apelando a la intimidad como nuestra gran riqueza.

De este modo, se puede distinguir obra diversa de Antonio Santos, pero toda es fruto de un intenso y profundo proceso creativo en el que la ingenuidad es una constante por encima de todo lo demás.

 

 

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