En 1976 dos amigas, reconocidas y respetadas profesionalmente, activistas culturales, feministas de pro y de facto, empoderadas antes de que existiera el término, deciden hacer un libro que hablase de la mujer, de sus realidades, sus destinos, sus deseos, sus frustraciones, de todo aquello que consideran que se debe hablar, denunciar, exponer y reivindicar.
Antifémina permite recuperar un apasionante testimonio visual y textual, -la conjunción de la mirada profundamente humanista de Colita y de las reflexivas palabras de Mº Aurélia Campany-, que nos brinda un patrimonio notable de memoria histórica.
La fotografía no ha dejado de mutar, pues el propio medio experimentó un cambio decisivo con su digitalización, y hoy se enfrenta a otro cambio de efectos incalculables con el advenimiento de la inteligencia artificial. Nos encontramos en un punto de integración y de tránsito en el cual la fotografía ha demostrado ser uno de los lenguajes más persistentes y cohesionadores que existen.
La sociedad es inherente al hecho fotográfico: hacer y ver imágenes responde a una pulsión colectiva. De hecho, la fotografía ya no se limita a representar el entorno, sino que lo construye y deconstruye; es capaz de proyectar futuros susceptibles de suceder. La pregunta adecuada hoy no es “qué es la fotografía”, sino más bien “qué puede llegar a ser”.
La imagen provocativa y altamente escenificada de Austen y sus amigas más cercanas, demuestra la sensibilidad de Alice al desafiar los roles de género. En junio de 2017, Alice Austen House, donde Austen y su compañera de vida, Gertrude Tate, vivieron juntas durante casi 30 años, ha quedado asignada en EEUU como un espacio emblemático de la historia LGBTQ.
En este escenario familiar, a los 11 años, Alice Austen, recibe de su tío, capitán de la marina mercante danesa, un aparato fotográfico. Ayudada por otro de sus tíos, Peter, un profesor de química, aprende desde joven la teoría necesaria para desarrollar las fotografías. La invención le fascinó inmediatamente con la cual dedicó 40 años de su vida a una producción constante con más de 8.000 imágenes.
Austen no era solamente fotógrafa, pero por encima de todo fue una mujer independiente con varias facetas. Paisajista, atleta y tenista reconocida como miembro del primer club de tenis en Estados Unidos en Livington.
Un punto importante en su trayectoria, que revela sus posicionamientos en la sociedad en que vivía, fue el grupo de imágenes que Alice Austen realizó para Maria Ward utilizar en su libro Bicycling for Ladies. La bicicleta quedó como un factor clave y ampliamente reconocido por allanar el camino hacia el sufragio femenino en los Estados Unidos.