Francesca Woodman (1958 Denver-1981 Nueva York) realizó a sus primeros trabajos con 13 años, ya adoptando un estilo característico, casi siempre fotografiando en blanco y negro, con formato cuadrado, y dando prioridad a la iluminación para, a través de ella, conseguir que la atención recayera sobre un sujeto principal (y normalmente único) en la escena.
A los 17 años comenzó estudios en Providence, en la Escuela de Diseño de Rhode Island, y consiguió una beca para cursar el tercer grado en Roma. Allí se identificó con el surrealismo y el futurismo, que desde entonces ganaron presencia en sus fotografías, así como la decadencia, manifiesta en las paredes desnudas y los objetos antiguos que también comenzaron a poblar sus trabajos.
En Roma realizó sus dos únicas exposiciones individuales. A su vuelta a los Estados Unidos, terminó sus estudios en Providence y se mudó a Nueva York, donde se embarcó en proyectos más ambiciosos, incluyendo el diseño de nuevas exposiciones y de varios libros sobre su obra.
Francesca Woodman falleció en 1981 con veintitrés años cerrando así una trayectoria breve pero de una intensidad extraordinaria. Su obra no estaba destinada a producir espectáculo sino intimidad, al expresar el desasosiego, el miedo y la angustia, indagando la ausencia del cuerpo.
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