MATADOR: una ventana a la vanguardia cultural
La elección de González Iñárritu no es casual. El creador, a la vanguardia de la cultura, es uno de los grandes directores de hoy —con cuatro Óscar, cuatro Globos de Oro y la Palma de Oro de Cannes, entre otra infinidad de premios—, además de guionista, productor y compositor. Y encarna una visión nueva del mundo, universal pero formulada desde una perspectiva inédita, desde lo latino.
«Iñárritu está presente por su ausencia, porque no hay retratos suyos, ni textos suyos, en este número de MATADOR. El volumen se configura en torno a él para conformar un imaginario propio gracias a elementos generados por otros grandes creadores como Anselm Kiefer, Graciela Iturbide, Paul B. Preciado o Juan Rulfo», explica Óscar Becerra, director de Matador. «Él está en una avanzadilla cultural, una avanzadilla que queremos que ahora llegue a los lectores de MATADOR. Para sus películas Iñárritu se nutre fundamentalmente de grandes referentes culturales, así que trabajar con él nos ha abierto puertas inesperadas hacia materiales de una calidad impresionante”».
El pensamiento, el periodismo, la fotografía y la ficción, presentes en este nuevo volumen
Son muchas las voces que se unen en MATADOR para dibujar el particular mundo de González Iñárritu. El historiador y filósofo Javier Moscoso abre el número con un ensayo sobre el ímpetu, el concepto que Iñárritu considera el motor de su carrera; el periodista Jesús Ruiz Mantilla desglosa, de la A a la Z, los referentes y recuerdos del cineasta, y la escritora Wendy Guerra profundiza en el pulso creativo de Iñárritu y su impacto en la cultura de nuestro tiempo.
El viaje, las fronteras y el relato son tres temas esenciales en la obra del cineasta. De ellos se ocupan, en la parte de textos, autores como sus compatriotas Juan Villoro y Jordi Soler, el ensayista norteamericano Eliot Weinberger, el filósofo Paul B. Preciado o el director del LACMA de Los Ángeles, Michael Govan. Y se incluye un desconocido y brillante relato de Juan José Arreola -uno de los autores fetiche de Iñárritu- sobre «el artista total».
Un desconocido Juan Rulfo fotógrafo y otras miradas confluyen sobre Iñárritu
La parte visual muestra una espectacular colección de trabajos: de las turbadoras imágenes de Graciela Iturbide a las fotografías entre lo onírico y lo real de Lieko Shiga; de los trabajos musicales de Ming Smith, primera fotógrafa afroamericana presente en el MoMA, a las presencias ausentes de Juan Manuel Castro Prieto; del relato visual de Rafel Bernis en torno al Barrio Chino de Barcelona —la misma ciudad que conoció Iñárritu a finales de los setenta— a las impactantes obras de Anselm Kiefer. Y las extrañamente poco conocidas fotos de Juan Rulfo, tan espectrales como su Pedro Páramo.
De esta forma, MATADOR continúa su andadura más allá de la letra Z, para seguir enriqueciendo el panorama cultural a nivel internacional. Una publicación referente del mundo contemporáneo, con capacidad a la vez para recoger, definir y ser parte de una época.
Cuaderno de Artista
Cada año, junto a la revista MATADOR, se publica un Cuaderno de Artista exclusivo, creado por grandes figuras del arte contemporáneo. En esta nueva etapa de Yo, MATADOR, continuamos promoviendo el arte emergente, destacando cada año el talento de un artista invitado.
El Cuaderno de Artista que publica Matador es una obra de arte en sí misma. Cada año, un artista de renombre o emergente tiene la oportunidad de plasmar su visión en un formato único, ya sea con una obra especialmente creada para la revista o con una pieza significativa que cobra nueva vida al ser publicada. Desde su primera edición en 1995, con una fotografía original de James A. Fox, hasta contribuciones de grandes nombres como Eduardo Chillida, Manolo Valdés, Miquel Barceló, Ai Weiwei, y Joana Vasconcelos, el Cuaderno ha mantenido una tradición de excelencia artística.
En esta nueva etapa de Yo, MATADOR, seguiremos explorando nuevas voces y talentos a través de un artista invitado anual, destacando su obra en un cuaderno realizado con las más altas calidades, respetando la singularidad y la forma de expresión de cada creador. Este formato artesanal, inspirado en las grandes revistas de arte del siglo pasado, permite incluir desde manuscritos del propio artista hasta ensayos de escritores e intelectuales, creando una obra que refleja el arte en su más pura esencia.
La tipografía
La tipografía de MATADOR, creada especialmente para la nueva edición, se inspira en los modelos originales del siglo XVIII diseñados por Gerónimo Gil para la Real Biblioteca. Basada en pruebas de humo y punzones originales, esta tipografía captura el alto contraste y los detalles distintivos de su época, adaptados cuidadosamente para mejorar la legibilidad en tamaños más pequeños.
Cada carácter ha sido meticulosamente diseñado con trazos que preservan la esencia de la tipografía clásica, evitando arcaísmos innecesarios pero manteniendo elementos auténticos como el espolón en la «Ñ». Esta familia tipográfica, con estilos que van desde Regular hasta Bold e Itálicas, aporta versatilidad y personalidad a cada página, rindiendo homenaje al pasado mientras se adapta a las necesidades visuales contemporáneas de la revista.