ALBERTO GARCÍA-ALIX SELF PORTRAIT

Es difícil encontrar en la obra de Alberto García-Alix alguna pieza que no sea intensamente autorreferencial. Se podría decir que toda su obra, en conjunto, es un gran autorretrato. Pero su concepto de autorretrato es muy amplio, ya que abarca una gran parte de su obra en la que se considera reflejado. Son estos trabajos, los más autorreferenciales, los que ahora se reúnen en un libro que contiene más de 150 fotografías, algunas de ellas inéditas. 

Autorretrato permite seguir la evolución de la lectura del concepto del género que García-Alix ha realizado a lo largo de sus más de 30 años de carrera. El libro no es una documentación cronológica de su vida ni un ejercicio egocéntrico. La forma en la que el fotógrafo se mira a través de la fotografía evoluciona a lo largo de los años y adopta diferentes variantes. En el libro se recogen desde los primeros autorretratos de finales de los setenta a las fotografías de fragmentos de su cuerpo. De los "paisajes interiores", lugares que forman parte de sus vivencias y sobre los que siente la necesitad de proyectarse a fragmentos de sus trabajos en vídeo como De donde no se vuelve Tres vídeos tristes.

El libro permite acercarnos a la comprensión de una parte clave de su obra, marcada por el carácter autobiográfico y por el esfuerzo constante de mirarse, de encontrarse consigo mismo a través del ejercicio fotográfico. Como puede leerse en el libro "retraté mis posesiones, mis vicios y las esquinas de calles por las que me moví porque quería elevarlas a la altura de una épica. La vanidad del exceso, su gloria y sus heridas, condujeron mi mirada. Buscaba un lirismo visual sujeto a mi febril acontecer diario. Un territorio virgen donde imponerme y manifestar mi identidad, sin más sentido que alimentar mi deseo libertario de ser y de ver".

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