La Fábrica acoge una exposición de Gonzalo Juanes, con 23 imágenes de las décadas de los 60, 70 y 80 del siglo XX, en las que se recogen escenas de Asturias y la famosa serie sobre la calle Serrano, de Madrid
Desde el 14 de septiembre se podrá visitar la exposición Gonzalo Juanes: una mirada en color. Una muestra en la que se reivindica la importancia de este autor, un adelantado a su época, que apostó por la imagen en color cuando lo que estaba bien visto y era bien recibido era la fotografía en blanco y negro.
A pesar de ser uno de los autores menos conocidos del Grupo AFAL, Gonzalo Juanes es una de las figuras más significativas de la fotografía española. Creía que la fotografía debía ser «sencilla, de modesta apariencia, intencionadamente en tono menor», también definía la fotografía como «un simple dpcumento en el que se intenta captar un fugaz momento de lirismo».
Fue esta sencillez en sus imágenes, unida a una gran honestidad, lo que caracteriza todas sus obras. Gonzalo Juanes apostó por el uso del color, lo que le alejó del reconocimiento que alcanzaron algunos de sus contemporáneos como Ramón Masasts, Paco Gómez o Pérez Siquier, ya que estos era considerados «los fotógrafos «de verdad» (que) hacían fotografías en blanco y negro», como señala José Manuel Navia (comisario de la exposición) en el texto introductorio del número de la colección PHotoBolsillo dedicado a Gonzalo Juanes.
Pero como añade Navia: “Gonzalo Juanes nunca se enfrentó al color como un nuevo medio de expresión que hubiera que tratar de un modo distinto al blanco y negro, que le exigiera cambiar las bases de su lenguaje. Fascinado por la riqueza del color y convencido de que la vida es en colores, siguió haciendo la fotografía que le gustaba, la que más le gustaba, aquella en la que creía, pero en color.”
Fotógrafo autodidacta y adelantado a su época, Gonzalo Juanes tomó la fotografía como modo de plasmar su verdadera inquietud vital y procuró crear una fotografía subjetiva y sincera.
Este espíritu le llevó a alejarse paulatinamente de la fotografía oficial y de sus contemporáneos y a trabajar exclusivamente para sí mismo. Su primera toma de contacto con el color se remonta a finales de la década de los años 50 y a partir de ese momento, consciente de las grandes posibilidades que le ofrecía el color, abandonó por completo la fotografía en blanco y negro, con una breve excepción en los años 90.
Pese a su importancia, tardó unos años en ser reconocido. Era un fotógrafo ‘aficionado’, residía en una ciudad pequeña, y se atrevió a cortar con el blanco y negro en una época en que a nadie se le hubiera ocurrido. Ésta fue la causa de un cierto aislamiento y olvido.
Su obra fotográfica no siempre ha tenido el reconocimiento que se merecía, pese a ser uno de los mejores fotógrafos españoles del siglo XX.
La exposición podrá visitarse a partir del próximo 14 de septiembre de 2017.
Aquí puedes ver una entrevista al autor